Descubrimiento israelí podría
revertir el daño por Alzheimer
Una investigación realizada por un
equipo de la Universidad de Tel Aviv, en Israel, puede mostrar el camino para
proteger las células del daño causado por la enfermedad de Alzheimer, e incluso
aquellos que la enfermedad ocasiona antes del tratamiento. Se trata de la
identificación de una proteína similar a una que protege al cerebro de
lesiones, pero que no está presente en estos pacientes.
Qué causa la enfermedad de Alzheimer es
todavía un misterio, pero las condiciones que conducen a la demencia asociada a
la enfermedad son muy claras para los científicos. Acumulaciones de placa en
neuronas matan a las células del cerebro en los enfermos, lo que conduce a la
degeneración de la función cognitiva y la pérdida de memoria asociadas con la
enfermedad.
Uno de los objetivos más importantes de
la investigación de Alzheimer ha sido la de encontrar formas de proteger a las
células del cerebro de estas placas seniles y ovillos neurofibrilares. En un
estudio publicado en la Revista Enfermedad de Alzheimer, la profesora Illana
Gozes describe cómo NAP (un fragmento de una proteína esencial para la
formación del cerebro) ha mostrado en estudios anteriores que protege el
funcionamiento cognitivo.
La pérdida de NAP expone las células al
daño físico que con el tiempo las destruye, pero la aplicación de proteínas con
propiedades de NAP las hace saludables de nuevo. Es sólo una proteína que Gozes
y su equipo han descubierto. La investigación, dijo, podría eventualmente
conducir al desarrollo de medicamentos para tratar la enfermedad de Alzheimer.
“Hace varios años descubrimos que NAP
mostró eficacia en la Fase 2 de ensayos clínicos en pacientes con deterioro
cognitivo leve, un precursor de la enfermedad de Alzheimer. Ahora, estamos
investigando si hay otras secuencias NAP en otras proteínas”, subrayó.
NAP, también conocido como davunetide,
es un péptido ácido de ocho aminoácidos que ha mostrado generar neuroprotección
en varios ensayos con seres humanos. NAP deriva de la proteína de la actividad
neuroprotectora (ADNP), una molécula que es esencial para la formación del
cerebro. “NAP opera a través de la estabilización de los microtúbulos (tubos
dentro de la célula que mantienen la forma celular). Sirven como “vías del
tren” para el movimiento de material biológico”, dijo Gozes.
“En la enfermedad de Alzheimer, estos
microtúbulos se descomponen. Los fragmentos de la proteína recién descubiertas,
al igual que NAP, trabaja para proteger a los microtúbulos, protegiendo de esta
manera la célula”, añadió. En el estudio, Gozes y su equipo examinaron la
tubulina (una subunidad de los microtúbulos) y la proteína tau (unidad de
tubulina asociada), importante para el montaje y el mantenimiento de los
microtúbulos. Las proteínas tau anormales forman los enredos que contribuyen a
la enfermedad de Alzheimer. Entre mayores sean los enredos, la función
cognitiva más será dañada.
En pruebas con ratones que sufren de
características parecidas a la demencia se encontraron las proteínas anormales
tau, se aplicó un fragmento de la tubulina con secuencias NAP con resultados
muy prometedores, dijo Gozes.
Cuando NAP “se evapora”, las células
del cerebro quedan menos protegidas y se deterioraron. El tratamiento con
tubulina invierte el daño. “Nos fijamos en el cerebro de un ratón con demencia
y vimos que había una reducción en la proteína NAP, pero tras el tratamiento
con el fragmento de la tubulina, la proteína fue restaurada a sus niveles
normales”. Además, el tratamiento restauraba el tamaño de los cerebros de los
ratones, que se habían reducido debido a la enfermedad.
Otras pruebas se están planificando.
Con el tiempo, Gozes cree que un tratamiento efectivo contra la enfermedad de
Alzheimer (y otras enfermedades relacionadas a la demencia) podría surgir de
esta investigación. “Vemos claramente el efecto protector del tratamiento.
Hemos sido testigos de los efectos de restauración y protección de los nuevos
fragmentos de proteínas, derivados de las proteínas esenciales para la función
celular, en cultivos de tejidos y en modelos animales.”
Hay que seguir trabajando, dijo, pero
la investigación del equipo algún día podría convertirse en un tratamiento para
alivia, o incluso revertir, la enfermedad de Alzheimer.
Fuente: LatamIsrael
Investigan en
españa cómo una proteína puede revertir la "muerte neuronal" en el Alzheimer
lainformacion.com
Investigadores del Institut de Recerca de Vall
d´Hebron (VHIR), de Barcelona,
están estudiando la implicación de los receptores de la muerte neuronal y su
señalización asociada, como el antagonista FAIM-L, en el desarrollo de enfermedades
como el Alzheimer.
Así lo ha explicado Bruna Barneda, investigadora del VHIR, quien ha destacado,
en una entrevista recogida por Servimedia, los resultados obtenidos de la investigación
que coordina.
Esta cíentífica participará en el próximo Congreso Internacional de
Investigación e Innovación en Enfermedades Neurodegenerativas (CIIIEN), en el
que preserntará una ponencia sobre la protección de la muerte neuronal y la
incidencia de FAIM-L en este proceso degenerativo.
En palabras de Barneda, “nuestro grupo concretamente analiza el papel de la
proteína FAIM-L, una isoforma neuronal que bloquea la vía de señalización
pro-muerte que se índice en los receptores de muerte, para regular la
neuroinflamación que subyace al Alzhéimer”.
"CASCADA DE LA MUERTE"
Los receptores de muerte, según Barneda, “son los miembros de la familia del
del TNF que en el dominio que está dentro de la célula tienen una región capaz
de reclutar unas proteínas que induce la muerte”. Como explicó la
investigadora, “cuando una neurona es expuesta a la citoquina TNF, el receptor
de muerte induciría la activación de la cascada de muerte, pero si hay FAIM-L
dentro de esa neurona, lo bloquea e induce otras señales que participan en el
desarrollo normal del cerebro”.
Como consecuencia de este proceso neurodegenerativo, Bruna Barneda hizo
hincapié en la necesidad de “conocer los mecanismos que activan o desactivan
los receptores de muerte para evitar la muerte neuronal y la neurodegeneración
en enfermedades como el Alzhéimer”.
En este sentido, la investigadora subrayó que se ha detectado que “las personas
afectadas por esta enfermedad tienen menos FAIM-L y, además, que la presencia o
ausencia de esta proteína cambiar el efecto que ejerce el receptor de muerte
TNF (o factor de necrosis tumoral) sobre las neuronas, pasando de un efecto
protector a uno tóxico”.
CUÁNDO MUEREN LAS NEURONAS
Aunque actualmente existe la posibilidad de proteger a las neuronas de la
muerte celular, la investigadora indicó que “en el caso de la enfermedad de
Alzheimer, el mayor hándicap es detectar cuando se están muriendo las
neuronas”. Por otro lado, señaló que “en otras enfermedades, dónde se tiene
claro el momento de degeneración de las neuronas, también resulta difícil
actuar sobre un elemento del sistema”.
Asimismo, Barneda apuntó que “si bien es cierto que el FAIM-L protege a las
neuronas de la muerte, sólo lo hace de una serie de estímulos determinados”, y
advirtió que “hay muchas maneras de inducir la muerte en una neurona”.
En el caso de las enfermedades neurodegenerativas, la investigadora informó que
“prevalece un componente muy importante de muerte celular programada provocada
por las mismas células”. En algunos casos, según mencionó Bruna Barneda, “esta
muerte puede ser inducida por factores internos en la célula, como acumulación
de radicales libres de oxígeno o un mal funcionamiento de ensamblaje proteico,
pero en otros casos, la muerte viene inducida por factores externos, situación
en la que la maquinaria de los receptores de muerte y sus antagonistas como
FAIM-L juegan un papel clave induciendo la muerte cerebral o previniéndola”.
GRAN HALLAZGO
A este respecto, Barneda insistió de nuevo en la importancia de “comprender el
funcionamiento de la muerte neuronal y, en concreto, de estimar los niveles de
FAIM-L de una persona con enfermedad de Alzheimer”. Un gran hallazgo, que
“permitiría ayudar a conocer en qué punto se halla la neuroinflamación, a tener
una idea más clara del punto de evolución en que se encuentra la enfermedad y a
moldear así los tratamientos del paciente”, según la investigadora.
Por último, Bruna Barneda quiso resaltar la celebración de congresos y
encuentros como CIIIEN 2014, ya que “siempre son positivos para compartir el
conocimiento, que es la mejor forma de avanzar”. Además, la investigadora se
refirió al seguimiento por streaming de este congreso como un “gran paso para
que los trabajos presentados puedan llegar a muchas personas y se siga
divulgando lo aprendido”.
(SERVIMEDIA)