Siempre Alice es una pelicula humana, llena de matices,
pero también científica, para aprender, que buscan dejar alguna enseñanza,
algún conocimiento.
Alice Howland es una mujer que lo tiene todo: a
sus cincuenta años, es experta en lingüística y profesora de psicología
cognitiva en la Universidad de Harvard, es investigadora y ha escrito un
sinnúmero de papers -incluyendo un libro que incluye de coautor a su
esposo- y tiene tres hijos exitosos. Todo marcha de maravillas hasta que
comienza con los síntomas de una de las enfermedades más destructivas que
existen, aquella que en la actualidad padecen veinticinco millones de personas
en el mundo: el maldito Alzheimer. Su vida se ve truncada y su exitosa carrera
queda en stand by ha medida que descubre cómo lidiar con los primeros
síntomas de su enfermedad. Así vemos a una mujer colapsada, frustrada, llena de
rabia e incertidumbre por su futuro, con miedos que se acrecientan a medida que
los síntomas se hacen más perceptibles, sin saber cómo enfrentar una realidad
que cada día es más palpable.
Alice es un personaje entrañable. Mientra ves la película
la tomas de la mano y caminas junto a ella hasta llegar a un desenlace que
nos hace llorar, porque la vida es frágil, bella, simple, llena de tantas cosas
que recordar.
¿Qué sería de nosotros sin recuerdos? ¿El
sentimiento que nos provocan nuestros seres amados trasciende a una enfermedad
como ésta? La novela plantea cuestiones realmente importantes sobre la
existencia del ser humano, sobre las oportunidades y la necesidad de amor, de
comprensión, de ayuda y de compañía en un camino lleno de soledades y vacíos.
Te llega a doler no solo la Alice pérdida,
sino el sufrimiento de toda su familia.
Aplaudo a Génova por el trabajo detrás de la
novela. Se puede ver que hubo una investigación a fondo respecto a la
enfermedad, no solo en base a la arista de quien la vive -una de las más
profundas y difíciles de plasmar-, sino que también de los familiares,
cuidadores, doctores y amigos de las personas enfermas. Una película
interesante, equilibrada, con conceptos médicos que quizás no comprendamos a
fondo, pero que nos permiten contextualizar de manera realista una historia
que, a fin de cuentas, es la realidad de muchos.
Una película que duele verla porque la vives como
tuya.
Os animo a verla aunque duela.
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