El sistema de AlzhUp, en proceso de patente, genera bancos de recuerdos personales.
El objetivo de individualizar al máximo las terapias para enfermos de Alzheimer
Los recuerdos no se almacenan en la memoria como en un archivador. Las fechas no importan, pero sí las imágenes, los sonidos, las palabras... AlzhUp ha desarrollado un algoritmo único que simula la manera en que el cerebro recopila las experiencias para crear Bancos de recuerdos personales. Su finalidad es personalizar las terapias para enfermos de Alzheimer.
La idea surge de uno de los
cofundadores, Marcos Valenzuela, que a raíz de su contacto diario con pacientes
con Alzheimer detectó cómo el uso de dispositivos móviles mejoraba su vínculo
con la familia. Junto a Rafael Espinosa y Gerardo Ladrón, inició una aventura
empresarial bajo el nombre de AlzhUp, en Zaragoza. «Queríamos introducir las
nuevas tecnologías en la enfermedad porque hasta ahora no se han aplicado o se
han usado de manera muy tradicional», comenta Espinosa.
La empresa, puntualiza el socio, no
ofrece una 'app', sino un servicio sociosanitario integral que se articula a
través de un vehículo como el teléfono móvil o la tableta. Tiene dos grandes
propósitos. Primero, retardar el deterioro cognitivo. «A día de hoy no
se puede frenar o detener el Alzheimer, pero sí ganar tiempo», afirma Espinosa.
El segundo propósito es recuperar la participación activa de la familia con el
enfermo. «Normalmente hay una persona que se encarga del paciente y el resto no
se involucra tanto porque lo ve como un problema», explica.
Para lograr este tremendo desafío la
empresa se apoya en tres pilares. El primero es la digitalización de las
terapias. Ha empezado con Pacid, validada científicamente por la Universidad de
Salamanca y el Imserso. «Hasta ahora, todo se hacía con lápiz, papel y
fotocopias», indica. AlzhUp, sin embargo, ofrece un servicio centralizado con
informes para los profesionales e información en tiempo real para los
familiares sobre la evolución del enfermo. El problema es que estas terapias
son genéricas y no se adaptan al perfil de cada paciente. Para aportar la máxima
personalización, AlzhUp ha creado lo que llama Banco de recuerdos personal.
La idea es reproducir la memoria del
enfermo en la nube. Allí se almacenan sus experiencias pasadas en todos los
formatos posibles: vídeos, música, fotografías, audios o textos. «Por sí mismo
esto no es una novedad», apunta Espinosa. AlzhUp marca la diferencia con su
algoritmo, en proceso de patente, que simula la manera en que el cerebro guarda
los recuerdos. «Las redes sociales, por ejemplo, catalogan las vivencias por fechas,
pero los recuerdos no se ordenan así», recalca. El algoritmo funciona a
partir de tres conceptos fundamentales: la historia de vida, todavía estoy aquí
y el 'Arte de la Memoria', una obra de la historiadora británica Frances
Amelia Yates, donde describe los diferentes métodos mnemotécnicos desarrollados
por los grandes intelectuales a lo largo de la historia.
Es sistema, además, es compatible con
«casi todas las redes sociales». «De esta manera, el usuario no tienes
porqué trabajar dos veces», subraya. Puede añadir nuevos recuerdos o importar
los que ya tenga en las plataformas sociales. Con este método de catalogación
en el Banco de recuerdos personal, la terapia se puede personalizar,
«multiplicando sus resultados y ayudando a retardar el deterioro cognitivo».
«Por ejemplo, si se usa una canción cualquiera en el tratamiento, el cerebro no
reaccionará igual que si se utiliza una música que ha formado parte de un
momento singular en la vida del paciente», describe Espinosa.
La tercera clave de Alzhup se asienta en
la gamificación. «Se trata de hacer divertidos procesos que en principio no lo
son», dice el cofundador. La idea es involucrar a todos los familiares del
enfermo intentando que «desaparezca esa sensación de no querer enfrentarse a un
problema». En este sentido, la empresa introduce juegos y monedas virtuales,
que además permiten explotar su modelo de negocio.
La plataforma, que Espinosa espera que
esté en el mercado después de verano, se dirigirá a tres clientes principales:
el propio usuario o familiar, los profesionales de la salud y los centros
especializados. Todos contarán con el asesoramiento y mantenimiento de AlzhUp,
que ya está estudiando la posibilidad de digitalizar nuevas terapias como las
que utilizan animales.
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