«La abuela necesita besitos»
La mayoría de los pequeños se sienten desplazados cuando la enfermedad entra en casa
Lo que es difícil de asumir para los mayores es más complicado aún de entender para los pequeños. Los niños no comprenden el proceso de envejecimiento, especialmente cuando va acompañado de enfermedades degenerativas. «No aceptan que los adultos tengan lagunas de memoria o que los abuelos en muchas ocasiones acaben viviendo con ellos, alterando, de repente, su entorno familiar, y haciéndoles sentirse desplazados», explica Ana Bergua, autora de «La abuela necesita besitos», un libro ideado específicamente para explicar la situación a los niños que conviven con familiares con enfermedades degenerativas, especialmente alzhéimer. Los pequeños, cuando llega esta situación, pueden experimentar diferentes sensaciones y estados de ánimo, tal y como explica Carolina Mendoza, neuropsicóloga del Centro Alzhéimer Fundación Reina Sofía, a lo que se une «que el niño no entiende que sus padres tengan que estar mucho más pendientes de el abuelo que de él, o dejar de hacer actividades que antes se hacían en casa», añade.
Los padres no deben eludir explicar a sus hijos que el abuelo está enfermo
Lo importante es, según Inés Quiroga, psicóloga de la Fundación Alzheimer España (FAE), intentar explicar al niño que el abuelo está malito. «Depende de la franja de edad del nieto, pero siempre hay que tratar de explicar que el abuelo está enfermo y no pasar por encima de la situación como si esta no ocurriera». En la misma línea se expresa Carolina Mendoza, quien apuesta porque los padres cuenten con asesoramiento inicial para conocer los aspectos generales de la enfermedad y poder así establecer una comunicación clara y abierta con sus hijos sobre los cambios que van a experimentar con este miembro de la familia que ahora va a estar más cerca de todos y que no va a comportarse igual.
En fases inciales se puede implicar al niño en tareas sencillas
En algunos casos, si el alzhéimer no está muy avanzado y todavía no existen muchas alteraciones de comportamiento, estas profesionales coinciden en que los pequeños pueden sentirse útiles. «Se trata de involucrar al niño, pero a través del juego o de actividades que le resulten gratas, y siempre sin exceder sus responsabilidades», sugiere Bergua. . «Hace que puedan sentirse parte importante del proceso y, al mismo tiempo, entender por medio de las vivencias la enfermedad». En las fases iniciales los nietos que viven con sus abuelos enfermos de Alzhéimer, pueden ayudarles en tareas tranquilas, seguras, que no impliquen ningún riesgo, por ejemplo, las tareas repetitivas son una de las mejores opciones, tales como acomodar y doblar la ropa, poner la mesa, ayudarles en el peinado, regar las plantas, caminar por el pasillo de casa...». «También hay otras actividades que se pueden hacer junto a los padres, como mirar juntos un álbum de fotografías de la familia y que entre todos identififiquen quienes están en ella, cuando fue tomada, etc., o poner música y tratar de cantar con él o ella canciones de su época que pudiera recordar», sugiere.
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