Cada año nos enfrentamos a un porcentaje más alto de personas mayores (de más de sesenta años), por lo que en el año 2050, habrá más personas en esta franja de edad que jóvenes en el mundo. Para garantizar su salud y su bienestar, es fundamental una nutrición de calidad y unos niveles adecuados de hidratación. La deshidratación puedes ser la causa de hospitalizaciones, morbilidad e incluso mortalidad, especialmente en las personas más susceptibles. La ingesta de líquido es crítica para el mantenimiento del volumen vascular, la regulación de la temperatura corporal, la eliminación de desechos del organismo y para el apoyo de la homeostasis celular. Por estos motivos, una óptima hidratación es sumamente importante.
Dado que la sed provoca la ingesta de líquidos y la sensación de sed disminuye con la edad, los mayores son más susceptibles de consumir menos líquidos, lo que conlleva a una deshidratación. Existen multitud de factores que hacen que las personas mayores sean más propensas a la deshidratación, como el acceso limitado a los líquidos o la incapacidad para retenerlos. Entre otras causas de deshidratación se incluye la disminución del estado funcional y la movilidad, problemas visuales, confusión y alteraciones cognitivas que reducen la capacidad de comunicación, la medicación que conduce a una pérdida de líquidos, como los diuréticos, laxantes y sedantes, y las patologías agudas como la fiebre o que provoquen dificultades de deglución.
Dos causas adicionales y menos conocidas de la deshidratación son el miedo a la incontinencia y un descenso en el consumo de alimentos, ya que el contenido acuoso ingerido en las comidas contribuye notablemente a la ingesta diaria de líquidos.
¿Cómo pueden las personas mayores de sesenta años conseguir un estado correcto de hidratación? Es necesario informar a esta población sobre la importancia de la hidratación. Se les debe concienciar de las maneras en que pueden aumentar la ingesta de líquidos, ya sea mediante la variedad de bebidas disponibles o consumiendo alimentos con contenido acuoso, como la verdura fresca, fruta, queso fresco y yogurt. En esta franja de edad se recomienda beber más a menudo y en cantidades más pequeñas para evitar la distensión gástrica que disminuye rápidamente la sensación de sed.
Los cuidadores y profesionales sanitarios desempeñan un papel fundamental a la hora de asegurarse de que estas personas dependientes estén bien hidratadas. Se les debe ofrecer agua y alimentos frecuentemente, en especial cuando existe un riesgo importante de deshidratación. Conviene recordar que una de las claves para envejecer bien es mantenerse hidratado.
Prof. Dr. Gregorio Varela Moreiras, Catedrático de Nutrición y Bromatología, Director Dpto. Cc Farmacéuticas y de la Alimentación. Presidente Fundación Española de la Nutrición (FEN), Facultad de Farmacia, Universidad CEU San Pablo.
Publicado con la colaboración de Coca-Cola.
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