Los esfuerzos en la investigación del Alzheimer se dirigen actualmente a identificar biomarcadores que ayuden a su detección temprana, con el objetivo de iniciar el tratamiento antes de que aparezcan los primeros signos, según han asegurado diversos expertos durante la sesión '¿Qué sabemos del Alzheimer?', celebrada en la Real Academia Nacional de Medicina (RANM), con la colaboración de Araclon Biotech.
Esta enfermedad es una de las formas más frecuentes de demencia
(un 50-70 por ciento de los casos), llegando a afectar en todo el mundo a
unos 18 millones de personas, y siendo más frecuente en personas de
entre 65 y 70 años. Además, aparece en personas jóvenes y tiene una
progresión rápida de posible influencia genética.
De hecho, se estima que su prevalencia se duplica cada cinco años a partir de los 60 años de edad, siendo éste el principal factor de riesgo. "A medida que la enfermedad progresa aumenta la dependencia y carga física para el cuidador, lo que supone un problema económico significativo para el sistema sanitario. La posibilidad de lograr un diagnóstico precoz, es decir cuando el individuo está clínicamente sano, es fundamental ya que en esta etapa aún no hay signos de deterioro cognitivo y la neurodegeneración del afectado es mínima", ha comentado el académico Vicente Calatayud.
En este sentido, el tratamiento actual sólo actúa sobre determinados neurotransmisores implicados en el deterioro cognitivo que esta enfermedad conlleva. Una vez que se ha desarrollado los tratamientos disponibles son poco eficaces. "Las terapias que se están desarrollando van encaminadas a eliminar el exceso de la proteína causante de la enfermedad. De hecho, si se administran de forma temprana será difícil que se produzca la neurodegeneración producida por esa acumulación de proteína", ha explicado el experto.
Por tanto, avanzar en el conocimiento de la enfermedad de Alzheimer se ha convertido en uno de los principales retos para la comunidad científica. En este sentido, la espectroscopia por resonancia magnética, que mide los metabolitos cerebrales, ha demostrado su utilidad como biomarcador.
"A través de esta técnica se puede observar si determinados marcadores de densidad y viabilidad neuronal disminuyen o aumentan, según va avanzando la enfermedad. Gracias a los resultados de ensayos clínicos con espectroscopia hemos aprendido que las terapias actuales tienen un efecto muy modesto sobre la progresión de la enfermedad y que tampoco actúan con efecto neuroprotector", ha señalado.
"Actualmente esta vacuna ya ha sido aprobada por el comité ético del hospital español donde se llevará a cabo la fase I una vez que la Agencia Española del Medicamento autorice el inicio de la misma", ha apuntado Calatayud, para asegurar que si todo sale como está previsto esta vacuna permitirá prevenir la enfermedad de forma que desaparezca, tal y como ahora se manifiesta con terribles síntomas de demencia.
Por último, el experto ha señalado que si esto es así, los beneficios económicos para todos los sistemas sanitarios serán "enormes" aunque, ha matizado, "aún será mayor" el beneficio para el ser humano al no tener que pasar por una enfermedad tan incapacitante y con tanto carga para los familiares".
(EUROPA PRESS) -
De hecho, se estima que su prevalencia se duplica cada cinco años a partir de los 60 años de edad, siendo éste el principal factor de riesgo. "A medida que la enfermedad progresa aumenta la dependencia y carga física para el cuidador, lo que supone un problema económico significativo para el sistema sanitario. La posibilidad de lograr un diagnóstico precoz, es decir cuando el individuo está clínicamente sano, es fundamental ya que en esta etapa aún no hay signos de deterioro cognitivo y la neurodegeneración del afectado es mínima", ha comentado el académico Vicente Calatayud.
En este sentido, el tratamiento actual sólo actúa sobre determinados neurotransmisores implicados en el deterioro cognitivo que esta enfermedad conlleva. Una vez que se ha desarrollado los tratamientos disponibles son poco eficaces. "Las terapias que se están desarrollando van encaminadas a eliminar el exceso de la proteína causante de la enfermedad. De hecho, si se administran de forma temprana será difícil que se produzca la neurodegeneración producida por esa acumulación de proteína", ha explicado el experto.
Por tanto, avanzar en el conocimiento de la enfermedad de Alzheimer se ha convertido en uno de los principales retos para la comunidad científica. En este sentido, la espectroscopia por resonancia magnética, que mide los metabolitos cerebrales, ha demostrado su utilidad como biomarcador.
"A través de esta técnica se puede observar si determinados marcadores de densidad y viabilidad neuronal disminuyen o aumentan, según va avanzando la enfermedad. Gracias a los resultados de ensayos clínicos con espectroscopia hemos aprendido que las terapias actuales tienen un efecto muy modesto sobre la progresión de la enfermedad y que tampoco actúan con efecto neuroprotector", ha señalado.
LA ESPERANZA DE LA VACUNA
Así, y con el objetivo de intentar frenar el avance de esta enfermedad degenerativa para la que aún no existe cura, los científicos españoles están trabajando intensamente en el desarrollo de la primera vacuna, que ya ha demostrado su eficacia y seguridad en modelos animales."Actualmente esta vacuna ya ha sido aprobada por el comité ético del hospital español donde se llevará a cabo la fase I una vez que la Agencia Española del Medicamento autorice el inicio de la misma", ha apuntado Calatayud, para asegurar que si todo sale como está previsto esta vacuna permitirá prevenir la enfermedad de forma que desaparezca, tal y como ahora se manifiesta con terribles síntomas de demencia.
Por último, el experto ha señalado que si esto es así, los beneficios económicos para todos los sistemas sanitarios serán "enormes" aunque, ha matizado, "aún será mayor" el beneficio para el ser humano al no tener que pasar por una enfermedad tan incapacitante y con tanto carga para los familiares".
(EUROPA PRESS) -
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