Ética y Buenas Prácticas

Podriamos definir Buenas Prácticas en Atención a Personas con Alzheimer, aquellas que van acordes con el nivel de conocimiento científico-técnico, en una estructura de Asociacionismo donde la humanización, el apoyo y el cariño son el hilo conductor. Respondiendo a necesidades sociales y como siempre adecuandonos al nivel socioeconómico disponible. En un servicio Público de Salud hay que tener una dimensión universal y de justicia social. Todo ello en un contexto ético de respeto a las personas diagnosticadas de Alzheimer y a sus cuidador@s. A. López

jueves, 18 de octubre de 2012

Con el alzheimer en el punto de mira

 
17/10/2012 - 10:03
La biotecnológica Biocross desarrolla en el Parque Tecnológico de Boecillo una prueba que detecta esta enfermedad a través de una muestra de sangre.
 
El alzheimer es uno de los enemigos de la sociedad actual. El feliz alargamiento de la esperanza de vida que hoy en día, por ejemplo en España, se sitúa más allá de los 81 años de edad, ha traído consigo también el desarrollo, o la mayor incidencia en las personas, de enfermedades degenerativas que afectan a las capacidades que posee el cerebro para mantener sus aptitudes psicomotrices a pleno rendimiento.
 
Sin duda, la enfermedad de Alzheimer es un caballo de batalla difícil con el que los pacientes y también la comunidad científica luchan en muchos frentes. La investigación abarca todas las posibilidades desde las que se considera que se puede atacar el problema. Por un lado, se presenta la necesidad de desarrollar nuevos fármacos que, desde dentro, atajen los síntomas y curen la enfermedad, en el sentido más clásico de la medicina. Por otro, la detección y el diagnóstico precoz en los pacientes permitirá que estos sean tratados desde unos estadios de la enfermedad mucho anteriores a los actuales y de este modo prevenir, o al menos paliar, la actual forma en que el alzheimer afecta a las personas que contraen esta enfermedad.
En el primero de los frentes abiertos las medicinas aún no son capaces de curar la enfermedad.
En el segundo, los procesos de detección comienzan a hallar nuevas vías como la que se abre con la identificación de marcadores en sangre que avisen de que el paciente es un potencial afectado por esta enfermedad degenerativa.
En este sentido trabaja Biocross, una empresa nacida en el Centro Nacional de Biotecnología ubicado en Madrid y que hace pocos meses se ha trasladado a la Bioincubadora de empresas instalada en el Parque Tecnológico de Boecillo.  La entidad, dirigida por Carlo Zanotti, ha logrado identificar en muestras de sangre los marcadores clave que delatan la posibilidad de que el paciente desarrolle este trastorno.
 
Hacia la detección precoz
Hasta el momento el diagnóstico se lleva a cabo gracias a una completa evaluación clínica realizada por un neurólogo puesto que estos marcadores tan solo eran identificables en el líquido cefalorraquídeo, una muestra difícil de conseguir. Además, esta detección en la forma actual se limita aproximadamente a los últimos 10 años de la enfermedad. Según el director general de Biocross, «hay un enorme esfuerzo por parte de la industria farmacéutica para desarrollar nuevos medicamentos. En ese momento habrá una demanda de diagnóstico masivo del alzheimer, la gente querrá saber cuanto antes el resultado para comenzar a tratase lo antes posible».
La entidad entra en una segunda fase tras lograr esta capacidad de identificar en un muestreo sanguíneo los marcadores que indican la posibilidad de sufrir alzheimer. En esta segunda parte, que durará unos dos años, se busca «conseguir una prueba diagnóstica estandarizada y hacer un estudio a nivel europeo para confirmar lo que hemos comprobado en los centros de España».
La detección precoz es clave y , como afirma el propio Zanotti, «parece ser que con los nuevos fármacos, cuanto antes se trate al paciente, mejor va a ser el resultado». Existen varias vías abiertas de investigación en este mismo sentido y lo que realmente ocupa a la entidad madrileña es la precisión en el diagnóstico. «Las pruebas que realiza el neurólogo tienen un nivel de precisión de entre el 80 y el 85%. En sangre es difícil de conseguir pero consideramos que en un escenario en el que haya un tratamiento este porcentaje será insuficiente».
 

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